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RIESGOS EN EL ENTORNO: ALTAS FRECUENCIAS    El medio ambiente está saturado de radiofrecuencias. Toda la población está sometida en mayor o menor medida a campos de antenas de tv, radio, señales de radiotaxis, bomberos, policía, wifi, teléfonos móviles e inalámbricos, radares, etc., que suponen una creciente amenaza para la salud. Es tal la potencia de estas radiaciones que la industria armamentística ha desarrollado armas que utilizan microondas como inhibidores de campos electromagnéticos para uso contra población hostil. Abundante bibliografía científica alerta sobre los riesgos de desarrollar cáncer cerebral, leucemia, alteraciones cardiacas, neurológicas y reproductivas. 

ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL/ 5G      Cada generación de redes inalámbricas trae más velocidad y funcionalidades para los dispositivos. La 2G permitió enviar mensajes de texto por primera vez; la 3G facilitó la conexión en línea y la 4G alcanzó la velocidad que disfrutamos hoy en día. Pero entre más usuarios se conectan, las redes 4G casi han alcanzado el límite de capacidad al tiempo que se requiere más velocidad de conexión. Como respuesta surgió la tecnología 5G, una generación de redes inalámbricas capaz de soportar miles de veces más tráfico que las redes actuales y con hasta 10 veces mayor rapidez que las redes 4G. Pero, a pesar de todos estos avances, la tecnología 5G no es lo buena que parece. En realidad, sus frecuencias ultra magnéticas son del mismo tipo que las que se utilizan en armas de pulsos electromagnéticos para dispersar grupos vandálicos o manifestaciones. Científicos de la Universidad de Jerusalén, han confirmado los efectos de las ondas electromagnéticas en el cuerpo humano, explicando cómo la piel, a través de los poros, capta incluso muy altas frecuencias como las que utiliza de forma masiva la nueva tecnología 5G. El sudor actúa como transmisor, convirtiendo al organismo entero en una antena. 
 

CENIZAS Y GASES VOLCÁNICOS  La ceniza emitida por actividad volcánica se compone de finas partículas de roca volcánica fragmentada y puede variar en tamaño: desde ser como arenilla hasta ser tan finas como los polvos de talco.  Las cenizas volcánicas pueden tener un recubrimiento ácido que causa irritación en pulmones y ojos. Asimismo, al ser arrastradas, pueden llegar a contaminar las reservas de agua local.  Los efectos agudos en la salud respiratoria ocasionados por la precipitación de ceniza volcánica se han documentado en varias partes del mundo. Los reportes epidemiológicos indican que los efectos son transitorios y reversibles, pero los estudios toxicológicos y de biología molecular muestran alteraciones a nivel bioquímico y molecular relacionados con los compuestos absorbidos en la superfi cie de las cenizas. Debido a la solubilidad que muchos de ellos presentan, pueden atravesar la membrana alveolocapilar y causar daño a nivel biomolecular, cuya expresión clínica podría tomar años en manifestarse. Es conveniente ampliar los estudios a este nivel, tanto en personas clínicamente sanas como en personas con enfermedades cronicodegenerativas, sobre todo en aquellas que habitan en las comunidades altamente expuestas. 

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